jueves, 28 de octubre de 2010

El embarazo de una gata

   Reconociendo a la futura mamá

Los síntomas más claros de un embarazo felino, al igual que las mujeres, son: náuseas, cambios de temperamento y eventuales cambios del apetito, además del obvio abultamiento del abdomen. Las náuseas aparecen entre los primeros 10 días, y suelen durar alrededor de 48 horas, repitiéndose varias veces a lo largo del día. Como esto sucede al principio del embarazo, es un momento de gran vulnerabilidad y riesgo, por lo cual es recomendable no sacar a la gata fuera de la casa y tocarla siempre con suavidad.
Luego de la tercera semana los pezones de una gata embarazada se tornan rosados y aparece una hinchazón en la zona genital, fácilmente observables. Con estas observaciones, no habrá dudas sobre el estado de la “futura mamá”.
Los cambios de temperamento obedecen a los cambios hormonales. Es imposible predecir hacia dónde irá la conducta de la gata. Puede tornarse más dócil y mimosa, así como también mucho más arisca o agresiva, incluso con quienes se lleva muy bien. En este último caso, es preferible mantener a la gatita lo más aislada posible, tanto de humanos como de otros animales, mientras dura esta etapa
Además, empieza a desarrollar su instinto maternal y practicar, por ejemplo, el amamantamiento con sus juguetes o incluso con otros animales de la casa. Como una especie de “curso de pre-parto felino”. Los cambios en la alimentación dependen de cada animal. Algunas comen más, otras lo siguen haciendo como siempre y otras, ocasionalmente, se niegan a comer. Se puede incluir suplementación de vitaminas y calcio.


Extremando los cuidados




Durante todo el embarazo, que suele durar unos dos meses, y especialmente al principio, vigile a la gata de cerca. Observe si hay síntomas de enfermedades, o una marcada apatía. 
Frente a cuadros de este tipo, acuda a su veterinario, porque la gata puede estar enferma (las infecciones uterinas pueden aparecer especialmente durante la preñez), tener un falso embarazo o bien haber sufrido un aborto. El período de gestación de los gatos es de un promedio de 63 días, con un rango de 4 días más o menos, sin efectos perjudiciales. Todo período más corto o más largo suele ser indicio de problemas, requiriendo consulta veterinaria inmediata. Para poder llevar este control adecuadamente, es ideal tener idea y registrar la fecha más exacta posible del apareamiento. 
Tenga siempre presente que su gatita está sensible y vulnerable, sobre todo si es una gata poco acostumbrada a estar en una casa. Evite los ruidos y movimientos bruscos en la casa, especialmente hacia ella. No la fuerce a hacer cosas que ella no desea ni la castigue si hace algo malo o inadecuado. No la exponga a riesgos ni deje que se estrese.


Llega el momento

Alrededor del día 60 del embarazo, conviene mantener a la gata cerca de la caja o en el espacio que ella haya elegido para dar a luz. Podrá precisar que el momento se acerca porque su temperatura corporal bajará (si se le pudiera medir la temperatura sería menor a 38 grados), la piel del abdomen se tensará y el movimiento se tornará más pesado y lento. El trabajo de parto se inicia cuando la gata comienza a acuclillarse y hacer fuerza. Además, la gata comenzará a maullar de una manera muy lastimera. Ante eso, no se asuste, y llame al veterinario para pedirle su asistencia o mantenerse disponible por cualquier eventualidad o complicación inesperada. Permanezca cerca y alerta, pero aproveche para compartir el maravilloso momento que está por venir. Si toda la familia quiere presenciar el parto, es posible siempre y cuando prime un ambiente limpio y calmo. La llegada del primer cachorro es inminente cuando aparece una secreción mucosa de tono verdoso en la cavidad vaginal. Permanezca cerca de la gata para contenerla y calmarla pero no intente ayudarla, porque puede ser perjudicial. El primer cachorro debe salir a los 15 minutos de haberse puesto en posición de cuclillas, y el resto de las crías nacerá a intervalos de entre 5 y 30 minutos. 
Si los gatitos salen de cabeza, la gata no precisará ayuda. Si salen primero las patitas y la cabeza no aparece a los pocos minutos, será necesaria una pequeña intervención, consistente en envolver el cuerpo del gatito en una toalla y manipularlo suavemente, tratando de hacer movimientos coordinados con las contracciones de la madre. Bajo ningún concepto tironee de la cola o las patitas porque puede desmembrar al cachorro, y tampoco presione la panza a la gata. Si el trabajo de parto continúa pero no aparecen más gatitos en tras media hora o apenas nacieron un par de cachorros y el resto no sale, la situación puede ser riesgosa para la madre y las crías, llame rápidamente al veterinario. Después de parir a todos las cachorritos, su gata abrirá la bolsa que los gatitos tienen en la cara para que puedan respirar por primera vez. Si ella no lo hace por ignorancia o no está en condiciones físicas de hacerlo, Ud. puede abrirlas, siempre con las manos bien limpias. Luego acerque a los cachorritos a la boca de la gata para que ella pueda estimular su respiración con sus lamidas. Preste atención a los cachorros, y si alguno manifestara tener problemas, séquelo y abríguelo, luego acérquelo a la madre y deje que la naturaleza haga lo suyo. Tras el alumbramiento, la gata cortará el cordón umbilical masticándolo y se comerá la placenta, que le aporta muchos nutrientes. Además este acto es un instinto protector, ya que en la naturaleza previene que los restos atraigan predadores. Déle un rato de media a una hora tras finalizar el parto y si no corta el cordón umbilical, hágalo Ud. atando el cordón con un hilo a 2,5 cm. del estómago del gatito y cortando con tijeras esterilizadas el cordón por encima del hilo en el punto más alejado del estómago de la cría. Al término de esta etapa, la gata aseará a sus crías y las amamantará.
Final Feliz
Para cuidar a la mamá y los cachorros luego del parto, mantenga un control veterinario adecuado para prevenir eventuales infecciones posteriores al parto, y monitorear cuestiones relativas al crecimiento de los gatitos, como el cuidado de los ojos, la incorporación de alimentos sólidos, las vacunas necesarias y su tratamiento antiparasitario. 
Ofrézcale un espacio propio para ella y los cachorros, limpio, tranquilo, silencioso, sin corrientes de aire ni excesivamente caluroso. Ubique cerca de ella su comida, agua y recipiente de piedritas sanitarias, ya que no querrá alejarse de los gatitos. Mantenga ese espacio siempre limpio y templado, con la comida y agua siempre frescas, puesto que su gata necesitará reponer nutrientes y energía para la tarea que le espera como Mamá durante al menos 40 días. Ella se ocupará de la limpieza y alimentación de los cachorritos, manteniendo limpio el “nido” hasta que los pequeños aprendan a usar la bandeja sanitaria e incorporen los alimentos sólidos, entre las que se recomiendan las fórmulas balanceadas para cachorros fortificadas con calcio o leche. 



Cachorros de dalmata

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Los cachorros de dalmata son vivases, alegres y equilibrado. Poseen cabeza y mandíbulas alargadas, y un hocico que termina en punta. Sus orejas son colgantes y el cuello largo y flaco. Es muy flaco y sus costillas pueden sobresalir más de lo normal.
Tiene la cola aguzada y algo curvada. Los cachorros de dalmata nacen blancos sin manchas, as manchas aparecen días después.  Su pelaje es corto y duro. Su color es blanco con manchas negras a veces suelen ser marrones.


Una enfermedad típica de esta raza es la sordera, es muy probable que el cachorro haya nacido con ella. Se  trata de una raza de cachorros sanos y activos que necesitan mucho ejercicio y es fácil para la vida familiar, mientras que sus progenitores hayan sido caninos tranquilos y no muy agresivos. Su pelo corto y brillante requiere un aseo mínimo. Son perros muy fieles a su amo, es un incansable compañero para jugar con los niños si este ha recibido anteriormente una educación que haya demostrado eficacia. Estados Unidos es un país que utiliza a estos cachorros en el escuadrón de bomberos, y puede llegar a ser un gran cazador.